Este tema
puede ayudarte a saborear en la oración la Palabra de Dios según el Evangelio
de cada domingo (ciclo A). Se presenta la meditación de la Palabra según el
método de la “lectio divina” o “lectura orante de la Palabra”.
Éste es un
método antiquísimo en la Iglesia para orar la Palabra de Dios. El concilio
Vaticano II lo recomendó afirmando:
“El Santo
Sínodo recomienda insistentemente a todos los fieles, especialmente a los
religiosos, la lectura asidua de la Escritura para que adquieran `la ciencia
suprema de Jesucristo´ (Flp 3, 8), `pues desconocer la Escritura es desconocer
a Cristo´…. (Los fieles) recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura
debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre,
pues `a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos los
oráculos divinos” (Dei Verbum 25).
***
La lectura
orante de la Palabra, más que una reflexión, es una experiencia de encuentro
personal e íntimo con Dios, que te ama y sale a tu encuentro. Estos pasos te
van llevando al mismo interior de la Palabra.
1. Invoca… al Espíritu Santo. Pídele que te ilumine y te abra a la
comprensión de la Palabra y que te anime a la respuesta con tu vida.
2. Lee… muy despacio el texto bíblico. Vuelve a leerlo. Lee también
algún comentario que te ayude a conocer mejor el sentido del texto. Dale tiempo
al Señor y escucha el mensaje que Él quiere darte en esta Palabra.
3. Medita… qué te dice la Palabra que has leído lentamente. Una vez
que hayas captado el sentido del texto, entonces puedes hacerte esta pregunta:
qué me dice esta Palabra.
4. Ora… respóndele al Señor que te ha dado su mensaje en la Palabra
meditada. Tu actitud sea la de la Virgen María: Hágase en mí según tu Palabra.
5. Contempla… quédate impresionado, fascinado, en silencio, en
calma. Déjate animar por el ardor de la Palabra, como quien recibe el calor del
sol.
6. Actúa…. Haciendo un compromiso que brote de este encuentro con
el Señor. Es el salto a la vida. Animado e invadido por la Palabra, regresa a
la vida con otra actitud.
Recuerda: “El Evangelio es el libro de la vida del Señor y está
escrito para que se convierta en el libro de nuestra vida… No sólo hay que
leerlo, sino interiorizarlo. Cada Palabra es Espíritu y vida, y está esperando
un corazón hambriento para entrar en él” (M Delbrel).
Si eres fiel a
la oración con y desde la Palabra de Dios, tu vida irá cambiando. La Palabra te
hará confrontar tus criterios, valores, sentimientos, actitudes y conducta con
lo que ella misma te vaya inspirando. Ama la Palabra, estúdiala, déjala que
moldee tu personalidad. Te lo deseo vivamente. El autor.
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