Papa Francisco usó nuevamente la forma que prefiere para expresar su
cercanía, solidaridad y afecto a quienes están sufriendo: llamar
personalmente por teléfono. Ayer por la noche, el Pontífice llamó a los
padres del reportero estadounidense asesinado por los milicianos del
Estado Islámico, para expresarles su cercanía. Según lo que indicó el
jesuita James Martin, los padres de Foley, que viven en Richmond, New
Hampshire, están «conmovidos y agradecidos» por el interés del Papa.
James Foley, de 40 años, estudió en la Marquette University de los
jesuitas en Wisconsin, y siempre había permanecido en contacto con
ellos, informándoles sobre sus viajes por las zonas en guerra, sobre las
misiones humanitarias en las que participaba, pero, sobre todo, les
pedía que lo acompañaran en la oración. Justamente el Rosario, como
confesó en una carta, lo salvó durante los meses que estuvo preso
primero en Libia y después en Siria, en donde fue secuestrado en 2012.
La Universidad de los jesuitas organizó para el próximo 26 de agosto una
ceremonia religiosa para recordarlo.
El director de la Sala de prensa vaticana, el padre Federico
Lombardi, subrayó el evidente significado de consuelo espiritual a la
familia en el gesto del Papa.
Fue una llamada «muy larga». Fuentes de la Sala de prensa vaticana
indican que el Pontífice quedó «impresionado por la fe de la madre de
Foley». Papa Francisco también habló con un pariente de los padres de
Foley que fungió como intérprete de la llamada.
Sobre el video de los últimos instantes de vida de su hijo, la señora
afirmó: «Me recordó a Jesús», mientras su padre dijo que había muerto
«como un mártir de la libertad».
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