1. La primera actitud que uno debería tener cuando se acerca a
la confesión es la de buscar encontrarse con Jesús, que es la misma
actitud de Zaqueo el recaudador de impuestos, que corrió adelantándose a
las multitudes y se subió a un árbol en un esfuerzo por ver a Jesús.
Según Mons. Bernie Schmitz, vicario para el clero de la archidiócesis de Denver, Zaqueo el recaudador de impuestos ejemplifica la actitud correcta para acercarse a la confesión. Él corre hacia Jesús, no se aleja de Él, y comprende que el perdón conlleva una obligación de cambiar la propia vida (cf. Lc 19, 1-10).
Interviniendo en la Conferencia Viviendo la fe católica 2012 de la archidiócesis de Denver (EEUU), monseñor Bernie Schmitz, que también es el párroco de la parroquia Madre de Dios de Denver, habló a los participantes sobre “Cómo hacer una buena confesión”. Usó ejemplos de la Escritura para ilustrar las actitudes apropiadas necesarias para acercarse al sacramento.
El sacerdote destacó que al recaudador de impuestos “no le importaba nada lo que pensaran los demás” y “estaba dispuesto a hacer el ridículo” para encontrarse con Jesús. Señaló que “una de las primeras cosas a conquistar cuando vamos a la confesión es la idea de lo que van a pensar los demás”.
Destacando que Zaqueo estaba tan ansioso de ver al Señor que corrió adelantándose a las multitudes y se subió a un árbol, el sacerdote dijo que al cobrador de impuestos “le urgía reconciliarse”.
"Venimos a la confesión porque, como Zaqueo, deseamos ver a Jesús”, afirmó. “Pienso que es importante que veamos la confesión no como la ve nuestra sociedad civil, como una manera de atrapar a un ladrón y asegurarse de que va a la cárcel.
Cuando vemos la confesión de esa manera, se convierte en un castigo, y no en un momento de libertad. Zaqueo corre porque está buscando la libertad. No está huyendo del Señor, sino más bien corriendo hacia Él”.
Después de que se encuentra con el Señor, Zaqueo dice: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple”.
"Él entendió que el perdón lleva obligaciones”, dijo monseñor Schmitz. “Cuando damos el paso para ser perdonados, tomamos nuevas responsabilidades y nueva vida. Él empieza a vivir su vida cristiana con más convicción”.
“Cuando nos reconciliamos, entonces asumimos nuevas obligaciones y nos damos cuenta de que tenemos una nueva misión”.
Según Mons. Bernie Schmitz, vicario para el clero de la archidiócesis de Denver, Zaqueo el recaudador de impuestos ejemplifica la actitud correcta para acercarse a la confesión. Él corre hacia Jesús, no se aleja de Él, y comprende que el perdón conlleva una obligación de cambiar la propia vida (cf. Lc 19, 1-10).
Interviniendo en la Conferencia Viviendo la fe católica 2012 de la archidiócesis de Denver (EEUU), monseñor Bernie Schmitz, que también es el párroco de la parroquia Madre de Dios de Denver, habló a los participantes sobre “Cómo hacer una buena confesión”. Usó ejemplos de la Escritura para ilustrar las actitudes apropiadas necesarias para acercarse al sacramento.
El sacerdote destacó que al recaudador de impuestos “no le importaba nada lo que pensaran los demás” y “estaba dispuesto a hacer el ridículo” para encontrarse con Jesús. Señaló que “una de las primeras cosas a conquistar cuando vamos a la confesión es la idea de lo que van a pensar los demás”.
Destacando que Zaqueo estaba tan ansioso de ver al Señor que corrió adelantándose a las multitudes y se subió a un árbol, el sacerdote dijo que al cobrador de impuestos “le urgía reconciliarse”.
"Venimos a la confesión porque, como Zaqueo, deseamos ver a Jesús”, afirmó. “Pienso que es importante que veamos la confesión no como la ve nuestra sociedad civil, como una manera de atrapar a un ladrón y asegurarse de que va a la cárcel.
Cuando vemos la confesión de esa manera, se convierte en un castigo, y no en un momento de libertad. Zaqueo corre porque está buscando la libertad. No está huyendo del Señor, sino más bien corriendo hacia Él”.
Después de que se encuentra con el Señor, Zaqueo dice: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruple”.
"Él entendió que el perdón lleva obligaciones”, dijo monseñor Schmitz. “Cuando damos el paso para ser perdonados, tomamos nuevas responsabilidades y nueva vida. Él empieza a vivir su vida cristiana con más convicción”.
“Cuando nos reconciliamos, entonces asumimos nuevas obligaciones y nos damos cuenta de que tenemos una nueva misión”.
2.
La mujer pecadora del Evangelio de Lucas nos muestra cómo acercarnos a
la confesión con humildad y conciencia de nuestro pecado. Ella llora por
sus pecados, porque se da cuenta de que ha dañado su relación con Dios,
y busca la reconciliación por el amor.
Habría que acercarse al sacramento de la confesión con humildad y con el reconocimiento del propio pecado, dijo Mons. Schmitz. Y ofreció como ejemplo la mujer pecadora del Evangelio de Lucas que se acerca a Jesús en la casa de un fariseo y le lava los pies con sus lágrimas (Lc 7, 36-50).
"Y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a
Habría que acercarse al sacramento de la confesión con humildad y con el reconocimiento del propio pecado, dijo Mons. Schmitz. Y ofreció como ejemplo la mujer pecadora del Evangelio de Lucas que se acerca a Jesús en la casa de un fariseo y le lava los pies con sus lágrimas (Lc 7, 36-50).
"Y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a