En
el vídeo, ambos cristianos ( acusados por los terroristas de Al-Nusra
de colaborar con el Ejército) aparecen arrodillados y rodeados por una
caterva de “milicianos” barbudos y bien pertrechados. Numerosos
creyentes, entre los que se encuentran menores de edad ya habituados a
la paz del islam, aguardan expectantes el sacrificio de los mártires.
Cuando el verdugo se abalanza sobre las víctimas y con un cuchillo les
corta lentamente el cuello, aumentando así la agonía , un entregado
público eleva un ensordecedor “¡Alá es grande!”. Finalmente, los
asesinos, después de exhibir las cabezas como trofeos ante los
entusiasmados asistentes, las depositan sobre los cuerpos ensangrentados
de los cristianos.
Aunque la fuente de esta información tiene su origen en una de las
partes contendientes, lo cierto es que la persecución de los cristianos
en Siria perpetrada por los “rebeldes” es aterradora: pueblos enteros de
cristianos han desaparecido; varios sacerdotes, como Francisco Mourad,
han sido brutalmente torturados y asesinados; dos obispos siguen
desaparecidos; los secuestros y violaciones se suceden…Ayer, la comunidad cristiana volvió a ser azotada por la jihad.
Un suicida, que se hizo estallar en pedazos, segó la vida de 4 persona
que hacían cola frente a la catedral de Damasco para recibir ayuda
médica. Y mientras que la minoría cristiana se enfrenta, como en Egipto,
al exterminio, Estados Unidos y sus aliados ya han anunciado que
prestarán apoyo militar a los “insurgentes”, cuyo objetivo declarado es
el establecimiento de un república islámica tan democrática como la
saudí.